Hace algunos días llegó a nuestras manos el libro “Todo sobre el amor” de la escritora estadounidense (ya fallecida) bell hooks; un lindo regalo del club de lectura Vení Te Leo de Manos Visibles. Cada una de nosotras inició la lectura a solas y cuando nos reunimos para compartir nuestras impresiones, pudimos reconocer algunas sensaciones y cuestionamientos en común que fueron surgiendo desde la experiencia individual de la lectura. Sin duda, es una lectura sencilla y entretenida que al iniciar problematizando el amor logra capturar la atención de sus lectores, porque al ofrecer una definición amplia sobre este concepto, también integra otros temas que lo transversalizan como el patriarcado, el capitalismo, y la religión. Sin embargo, a lo largo de la lectura también aparecieron elementos que nos resonaron ¿se puede saber todo sobre el amor? ¿nuestros deseos optimistas de transformar el sistema desde el amor, puede derribar las estructuras sociales que lo atraviesan? y otras preguntas que consideramos pertinentes poner sobre la mesa.
Cuando nos reunimos como club de lectura en voz alta, estuvimos de acuerdo en que hooks nos lleva a pensar sobre el amor, no como un elemento aislado que ocurre de adentro hacia afuera, sino también en el que se integran factores estructurales que influyen de afuera hacia adentro; así, lo define como una voluntad de desplegar el propio yo para fomentar el crecimiento espiritual de uno mismo y de la otra persona; esto, citando al autor Scott Peck.
Después de ello, a lo largo de los capítulos la autora continúa nutriendo esta definición, añadiendo elementos importantes como el reconocimiento del otro y sus derechos, la renuncia al deseo de dominación, la ausencia del miedo, el compromiso y la verdad como ética del amor. Además, intenta descentralizar el amor eros como el más importante y presenta también el amor filial, amistoso y comunitario como aspectos que se interconectan.
Viajamos a nuestras infancias cuando bell nos sugiere que las relaciones primarias implantan ideas de manera consciente e inconsciente sobre lo que significa el amor, incluso pone en cuestión las prácticas de crianza en las que el castigo físico se incorpora como una de las principales estrategias de educar y “amar” y cómo este ejercicio hace que sea conflictivo para un futuro adulto comprender el amor sin maltrato. Estas reflexiones logran conectar con nosotras, pues desde nuestras profesiones como psicóloga, trabajadora social, historiadora y educadora popular reconocemos la importancia de cómo se viven las infancias y el contexto en el que estas transcurren. Como mujeres nos sentimos identificadas cuando la autora afirma que el género desde el cual nos asumimos, que además está construido desde una cultura patriarcal, favorece unas experiencias específicas con el amor, que es por esto que la literatura sobre el amor que en su mayoría está escrita por hombres habla desde la fantasía y la escrita por mujeres, desde la carencia; logramos reconocer en nuestro entorno esa tendencia de la mujer como suplente de la madre que entrega todo en las relaciones amorosas, por eso más adelante nos generó inquietud la forma como nos propone una idea de sufrimiento y lucha para vivir el amor, que al parecer no tiene límites.
Algo interesante empezó a aflorar cuando avanzábamos en la socialización de los capítulos, porque empezamos a interpretar un tinte positivista en la autora, que incluso cita recursos que consideramos de autoayuda y que casualmente a todas nosotras nos generó ruido por las concepciones que tenemos sobre las personas en relación con su entorno. Así, empezamos a vivir varias emociones en esta aventura, ¿es contradictorio que al mismo tiempo que se hable de la influencia de lo estructural en las experiencias individuales, se hable también de la posibilidad de cambiar todo si tenemos la voluntad y usando el recurso del amor? para nosotras sí lo es un poco, específicamente en la manera en la que bell aborda el espacio laboral, de algún modo ella lo dimensiona como un escenario que se puede transformar desde el amor individual y en ese sentido es necesario pensar en qué ámbitos de nuestra vida cotidiana verdaderamente dependen de nuestra voluntad y de nuestros actos de amor, puesto que, existen realidades -sobre todo en la vida cotidiana de las mujeres- en las que la voluntad y el amor por lo que hacemos no son suficientes para cambiar nuestras condiciones y en este caso puntual, las condiciones estructurales del sistema laboral.
Y en este vaivén de emociones, de tomar distancia de algunos fragmentos y afinidad con otros, nos resultó interesante la manera como luego la autora aborda la influencia del capitalismo en la concepción del amor, cuando ella habla de cómo desde el sistema consumista se imparte la idea del amor como una carencia que puede ser cubierta con elementos materiales, nos llevó a pensar en esos comerciales que vemos de manera constante en la televisión y en las redes sociales donde se vende el amor a través de artículos que generan estatus social, un carro, un celular de alta gama, un perfume caro; entonces encontramos una relación entre capitalismo, el deseo de dominación sobre los otros y la falsa idea del amor.
Mientras continuamos la lectura, pudimos conocer un poco más del lugar de enunciación de la autora desde su marco de creencias, ella expresa que su fe está construida con base al budismo y el cristianismo, y poco a poco va invitando al lector a una relación cercana con lo espiritual, pues afirma que esta experiencia nos permite una conexión entre nuestra forma de pensar y de actuar conforme a principios que tengan en cuenta a los seres. Aunque esta perspectiva nos pareció interesante porque cuestiona el hecho de que la religión ayude a construir más desigualdades y a perpetuar el capitalismo, en ocasiones percibimos una idea evangelizadora en su escritura, que parece contrariar toda esta postura crítica que también expone sobre el sistema religioso, y nos preguntarnos ¿cuándo propone que sin lo espiritual no se puede conocer el amor, se refiere solo a este tipo de espiritualidad?, esto porque hay una idea de sufrimiento y sacrificio muy ligada a su religión, basada en la biblia y en situaciones como la vida de Jacob quien fue herido por un ángel mientras luchaba por una bendición. Esta idea de lucha nos generó varios interrogantes: ¿cuáles son los límites del amor? ¿Hasta qué
punto debo luchar o sufrir por amor? y ¿a qué se refiere específicamente con el sufrimiento? sobre todo porque como mujeres socialmente se nos ha exigido a amar sin límites, descuidando nuestro propio ser y dando prioridad a los otros.
Lo anterior nos llevó a pensar que, si bien nos parece interesante la historia de vida de la autora, en algunos momentos leemos algunas ideas generalizadas y su intención de mostrarnos todo sobre el amor, un poco ambiciosa. Desde su experiencia personal, sus comprensiones parten desde un amor romántico heretonormativo, monogámico, donde también cabe reconocer el lugar geográfico desde el que se posiciona, sus posibilidades, su contexto social, su contexto familiar y todo este entramado que tiene influencia en nuestras experiencias de vida, por lo tanto, esto nos llevó a pensar en lo pertinente de poder comprender que no hay una idea absoluta sobre el amor, que no conocemos todo sobre el amor y que una experiencia personal nunca podrá decirnos todo sobre el amor. Nos preguntamos también, si permitir que el lector llegue a esta reflexión era precisamente la intención de la autora con este título sugestivo.
Después de cuestionar, releer, compartir nuestras opiniones sobre el libro, pudimos reconocer que no podemos saber todo sobre el amor, pero conocer experiencias y reflexiones como las de bell, nos permite explorar un poco más sobre él. Entre los aprendizajes valiosos que nos deja esta experiencia lectora, está el entender la transversalidad del amor, que nos lleva a repensar otras formas de vivirlo, ya sea en la comunidad, en la pareja o en la familia y nos da la posibilidad de dejarnos atravesar por otras experiencias y aprender de ellas. En una sociedad donde cada vez son más persistentes las acciones violentas y carentes de empatía que desconocen las emociones de los otros y las otras, nada sería más
importante que intentar aprender todo sobre el funcionamiento del amor, sobre cómo aplicar en nuestra vida el cuidado, compromiso, confianza, conocimiento, responsabilidad y respeto, como dimensiones del amor. Ojalá se pudieran recibir clases intensivas sobre cómo amar desde el inicio de nuestros procesos de crianza, sin embargo, lo único que recibimos es la experiencia de amor de las personas cercanas, y de sus manifestaciones de afecto aprendemos a construir una definición del amor que puede llegar a ser positiva o negativa, y que marca la pauta en nuestro modo de relacionarnos y aceptar a las y los demás.
Entonces… ¿Se puede saber todo sobre el amor? Pensamos que cada persona tiene una percepción sobre el amor, y que la construye con base en sus procesos vivenciales. El amor es tan diverso como el ser humano mismo, y sus formas de manifestarse tan amplias como el propio mundo, por ello, para saber todo sobre el amor bastaría con conocer todas las formas posibles de ser y estar en el mundo, así que en lugar de ambicionar saber todo sobre el amor y quizá idealizarlo, podríamos centrarnos en problematizarlo tal como lo hace bell hooks, y cuestionarnos si la forma en la que amamos y nos aman, contribuye a nuestro crecimiento personal y a vivir conforme a una ética del amor, que presupone que tenemos total derecho a sentirnos libres, y a tener una vida plena y hermosa.