“Mujeres que corren con los lobos” es una obra literaria que ha cautivado a lectores de todo el mundo. Escrito por Clarissa Pinkola Estés, una reconocida psicoanalista y cuentista, el libro se sumerge en los reinos del inconsciente colectivo femenino y explora la fuerza interior y la sabiduría ancestral que yace en lo más profundo de las mujeres.
Publicado por primera vez en 1992, “Mujeres que corren con los lobos” se ha convertido en un referente en el ámbito de la psicología y el empoderamiento femenino. A través de la combinación de mitos, cuentos folclóricos y análisis psicológico.
El libro se compone de una serie de cuentos, cada uno de ellos abordando arquetipos femeninos universales y explorando los desafíos y las oportunidades que enfrentan las mujeres en su viaje hacia la autenticidad y la libertad emocional. Estés utiliza su amplio conocimiento en mitología y psicología para desentrañar los simbolismos presentes en estos cuentos, revelando valiosas lecciones sobre el poder de la intuición, la resiliencia, la creatividad y la conexión con la naturaleza.
A lo largo de sus páginas, el libro invita a las mujeres a explorar su propio mundo interior, recuperar su fuerza y sabiduría ancestral y liberar su espíritu salvaje. En este sentido, la metáfora de las muñecas rusas se convierte en un símbolo muy poderoso de transformación, que nos puede ayudar a entender mejor todo este proceso.
Las muñecas rusas, también conocidas como matrioskas, son un conjunto de muñecas de madera talladas a mano que se encajan una dentro de la otra. La más pequeña es el núcleo, que representa la esencia interna, y a su alrededor se van colocando las demás muñecas que la contienen. Cada una de estas muñecas es distinta, pero todas forman parte de un mismo conjunto.
De manera parecida, los diferentes arquetipos femeninos presentes en “Mujeres que corren con los lobos” pueden ser vistos como muñecas rusas que se encuentran unas dentro de otras. Cada una tiene una energía y una sabiduría distintas, pero todas forman parte del mismo conjunto y todas son necesarias para enriquecer y completar este proceso de transformación. Al igual que en las muñecas rusas, la esencia interior es el punto de partida que nos permite comenzar a explorar el resto de las capas. Estés nos invita a través de sus cuentos y mitos a descubrir nuestras sombras, a abrazar nuestras emociones profundas, a reconocer nuestras debilidades y a descubrir nuestros verdaderos deseos. Todo esto, a su vez, nos va llevando en un viaje hacia nuestro núcleo de sabiduría, nuestra intuición, nuestra fuerza y nuestra libertad.
La metáfora de las muñecas rusas no sólo ilustra este proceso de transformación, sino que también nos muestra que nunca se acaba. Como en las muñecas rusas, siempre hay otra capa que explorar, otro nivel en que profundizar, otra muñeca que descubrir. Este proceso es un viaje sin fin que nos lleva a una exploración constante de nuestro ser interior.
A pesar de los numerosos logros y la riqueza de contenido que presenta “Mujeres que corren con los lobos”, es importante señalar una limitación significativa en el enfoque del libro: la falta de abordaje interseccional. A lo largo de la obra, se echa en falta una exploración más profunda de las diferentes experiencias y vivencias de las mujeres en relación con su raza, diversidad sexual, contexto socioeconómico, capacitismo y otros aspectos de su identidad.
Si bien Clarissa Pinkola Estés proporciona un análisis perspicaz sobre los arquetipos femeninos y el despertar de la esencia primordial de las mujeres, su enfoque parece centrarse principalmente en una narrativa universal y generalizada de la experiencia femenina. Esta omisión es especialmente notoria en la ausencia de voces y experiencias de mujeres racializadas, quienes a menudo enfrentan desafíos adicionales derivados del racismo y la discriminación sistemática.
Además, la diversidad sexual y las experiencias de las mujeres queer y transgénero también parecen estar subrepresentadas en el libro. La comunidad LGTBIQ+ tiene una rica historia de lucha y resistencia que merece ser reconocida y explorada en el contexto de la obra. Ignorar estas voces limita la visión inclusiva y deja fuera perspectivas importantes para comprender plenamente la diversidad de experiencias y desafíos que enfrentan las mujeres.
Otra dimensión crítica que falta abordar en el libro es el contexto socioeconómico. Las mujeres provenientes de diferentes contextos económicos pueden tener realidades y barreras muy distintas en su camino hacia la autorrealización y el empoderamiento. La intersección entre género y clase socioeconómica puede influir profundamente en las oportunidades, los recursos y los desafíos que enfrentan las mujeres en su búsqueda de la libertad emocional y el crecimiento personal.
Asimismo, el libro no aborda adecuadamente el capacitismo y las experiencias de las mujeres con discapacidad. La discapacidad es una dimensión crucial de la identidad que merece atención y consideración en cualquier análisis de la experiencia femenina. La falta de exploración de esta temática limita la comprensión completa de la diversidad y las realidades que enfrentan las mujeres en diferentes situaciones de discapacidad.
En conclusión, aunque “Mujeres que corren con los lobos” ofrece una perspectiva valiosa sobre la psicología y la sabiduría femenina, su falta de enfoque interseccional representa una limitación significativa. La omisión de las experiencias de las mujeres racializadas, diversas sexualmente, con diferentes contextos socioeconómicos y discapacidades deja un vacío en el análisis y la comprensión de la diversidad de las vivencias femeninas. Para una visión más completa y verdaderamente inclusiva, es esencial reconocer y abordar estas intersecciones para comprender la complejidad y la riqueza de la experiencia de las mujeres en su totalidad.