El término “Techos de Cristal” tuvo sus inicios en el años 80 para hacer referencia a las barreras “invisibles” que están presentes y dificultan de manera sutil y disimulada la posibilidad que tienen las mujeres de acceder a cargos de mayor poder, prestigio o con mejor remuneración en cualquier ámbito, país y/o cultura del mundo, situación que se ve predominantemente en los ambientes laborales, científicos y académicos.
Esta situación no es algo reciente o superficial y sigue muy arraigada en la actualidad, ya que el patriarcado se ha encargado de categorizar y estereotipar a las mujeres en cargos específicos que se relacionan específicamente al cuidado y a maternar, ya que esto les dificulta participar en la toma de decisiones a diversos niveles.
Dicha exclusión no suele darse de forma directa debido a la existencia de leyes de paridad de género que lo limitan, sino que se ejerce a través del llamado pacto patriarcal que dificulta el acceso de mujeres al poder y busca que se conserve entre hombres, quienes actúan mediante conductas cotidianas de invisibilización, ninguneo, menosprecio, distorsión de sus palabras y actuaciones contra la mujer, situaciones que se normalizan y hasta se justifican con la finalidad de perpetuar la supremacía del mando entre hombres. Tales situaciones son tan peligrosas y violentas, que inclusive las propias mujeres llegan al punto de sentirse inferiores, descalificarse o autosabotearse cuestionando sus propias competencias (Nicolson,1997; Müller, 1995; Piñuel, 2003 cp. Bozal, 2008)
La estructura histórica del racismo perpetúa la imposibilidad a las poblaciones negras de acceder a los derechos y limitan las oportunidades de desarrollo en los aspectos sociales, académicos y político-económicos. En el libro podemos ver como en todo momento fue cuestionando el hecho que Paula siendo una mujer negra hubiera alcanzado un puesto de tanto poder y prestigio, ya que cultural y socialmente es poco común -aceptado- que alguien con sus características lo logre.
De manera sutil, Paula solía recibir comentarios racistas y machistas los cuales la descalificaban y ponían en tela de juicio sus capacidades como ministra, dudando del mérito que tenía al haber obtenido dicho nombramiento y había quienes se resistían a aceptar que precisamente ella fuera quien liderara, decidiera, dispusiera y determinara lo que se haría desde el Ministerio de Cultura.
En el capítulo V Paula dice: “Esta información me mostró algo incómodo, tanto en el tema étnico como cultural es indispensable si uno quiere que lo tomen en serio, explicar su valor y su importancia” (pg.). Dicha situación nos hace cuestionarnos: ¿Alguna vez se tomará en serio el conocimiento de una mujer racializada sin necesidad de que explique constantemente de dónde viene o cómo lo obtuvo?
Las mujeres racializadas a menudo enfrentan desafíos adicionales en el lugar de trabajo debido a los estereotipos y prejuicios arraigados. Pueden experimentar discriminación racial y de género simultáneamente, lo que dificulta aún más su progreso profesional. Estas barreras pueden manifestarse de diferentes maneras, como la falta de oportunidades, la aparición de roles y tareas menos relevantes o la exclusión de redes y conexiones profesionales clave.
Todo esto no hace más que evidenciar los privilegios de la blanquitud de este sistema que relaciona la clase social con la condición racial, que además excluye a las mujeres dejando en el olvido sus luchas contra la profunda desigualdad e invisibilización que han padecido históricamente.
Esta situación la podemos ver reflejada en el capítulo V del libro “El Poder de lo Invisible” cuando en su ejercicio de ministra, Paula visita Tumaco y las lideresas le hablan de la situación de desplazamiento de la que fueron víctimas al perder a sus parejas. Ellas llegaron a Tumaco con la idea de buscar un mejor futuro para ellas y sus hijos pero fueron víctimas de estigmatización de ser informantes de grupos subversivos por ser mujeres negras y empobrecidas, por lo que se le negaron oportunidades de acceder a empleos dignos.
Las barreras que tienen que afrontar las mujeres para avanzar en la escala laboral, son muchas pero se agravan cuando tomamos en cuenta las dificultades interseccionales que atraviesan los cuerpos de las mujeres racializadas. Dicho esto, debemos tener en cuenta que no todas las mujeres racializadas tienen acceso siquiera a este tipo de espacios de poder y toma de decisiones; un gran porcentaje de ellas vive en condición de invisibilidad y empobrecimiento, por lo que podría concluirse que estan mucho mas alejadas del llamado techo de cristal debido a que las dificultades de su vida cotidiana, las mantiene alejadas de cualquier tipo de escala laboral.
Como lo menciona Jeanne Posso la representación de las mujeres racializadas en puestos de liderazgo es muy baja en comparación con su presencia en la fuerza laboral, ésto demuestra la existencia de techos de cristal que limitan sus posibilidades de progresar en sus carreras. Ella explica la poca variación en la condición laboral de las mujeres negras en Colombia, quien argumenta que aún se mantienen patrones ocupacionales que ubican a la mujer negra mayoritariamente en empleos relacionados con el servilismo (en su investigación habla de los trabajos domésticos como empleadas del servicio) y pocas veces se les ve en puestos que involucren status social (Posso, 2004).
Aun con todas las situaciones de marginación que atraviesan las mujeres negras, algunas logran ascender y fortalecer la participación en procesos de formación que les abren caminos. Según Moreno, P. (2020) “Hay que rendir tributo a las mujeres negras que nos permiten seguir avanzando paradas en sus hombros y redoblando los esfuerzos para que la equidad racial sea una realidad aún lejana, pero sin duda más cercana.”
Mundialmente las estadísticas han demostrado que las mujeres ganan menos que los hombres por el mismo trabajo o incluso trabajos inferiores. Este contraste salarial puede deberse a una serie de factores complejos y entrelazados, como la discriminación de género, los roles tradicionales de género, la poca representación de mujeres en puestos de alto nivel y la inadecuada distribucion de cargos. Es fundamental distinguir que esta brecha salarial tiene repercusiones sustanciales en la vida de las mujeres y en la sociedad en general ya que limita su potencial económico, contribuye a su empobrecimiento y perpetúa desigualdades estructurales.
Para concluir, en la actualidad sabemos que es fundamental fomentar entornos laborales inclusivos que valoren la diversidad y la igualdad de oportunidades. Es importante promover la equidad y la diversidad en el todos los espacios, especialmente en el trabajo, implementando políticas y prácticas que aborden la discriminación de género y racial. Con todo esto, tenemos que las mujeres negras en el poder son la gran representación de un camino que ha tenido luchas ante la adversidad pero que sigue siendo difícil de recorrer y al que le falta mucho por conquistar.
BIBLIOGRAFÍA
Bozal, A. (2008). Mujeres y ciencia: Techos de cristal. EccoS – Revista Científica. V 10 n 1 pág 213-232. Sevilla, España.
Moreno, P. (2018). El poder de lo invisible. Penguin Random House Grupo Editorial, S.A.S.
Moreno, P. (2020). El poder de las mujeres negras. BID, Mejorando vidas. ¿Y si hablamos de igualdad?. Recuperado de: https://blogs.iadb.org/igualdad/es/poder-de-las-mujeres-negras/
Posso, J. (2004). Mecanismos de discriminación étnico-racial, clase social y género: “La inserción laboral de las mujeres inmigrantes negras en el servicio doméstico de la ciudad de Cali”. Pobreza, exclusión social. Universidad del Valle. Cali, Colombia.)
