Empezar a leer las páginas de este libro fue como sumergirnos en el vaivén de las aguas de un inmenso río, las emociones fueron ligeras, turbulentas e incluso sofocantes. Es allí donde destacamos el gran trabajo que hicieron Aurora Vergara y Carmen Cosme, ya que no es una tarea fácil brindar una aproximación a la realidad histórica de los siglos XVII, XVIII, y XIX; enfatizando en la lectura y el análisis de documentación judicial relativas a estrategias de libertad usadas por mujeres esclavizadas en las sociedades coloniales. Esto ligado a la imposición y legitimación de la esclavitud a partir de discursos juríco-políticos y normativos. En contraste, lo que buscan reflejar las autoras es cómo las mujeres esclavizadas se apropiaron de dichos discursos para defender y exigir sus derechos, o al menos los derechos que estas concebían para sí mismas.
Ahora bien, el abordaje del libro lo hicimos a partir de los capítulos I, V y IV, en donde tratamos de recoger el tema central de cada uno para luego conectarlo con el foco general de la obra.
En este orden de ideas, el primer capítulo, Aproximaciones al Sistema de Sexo/Género en la Nueva Granada en los siglos XVIII y XIX, por Castriela Esther Hernández Reyes, realiza un análisis profundo el cual aborda los fenómenos que transcurrieron durante el periodo de la colonia e incluso en la actualidad a partir del examen estructural los mismos. Así pues, refleja cómo a partir de la generación de discursos de carácter patriarcal y racial se legitimó la deshumanización y con ello la violencia ejercida contra las personas esclavizadas.
Desde el colectivo pensamos que comprender estos planteamientos para el discurso emancipatorio y reivindicativo actual es fundamental.
Seguidamente se pasó al capítulo V, escrito por Angélica María Sánchez Barona, ¡Soy libre, vengo a esclavizarme! 1796. En este se relata la historia de Carmela Vera quien hizo firmar una esclavización temporal para comprar la libertad de su esposo, es así como dichas páginas mencionan sus estrategias y premeditaciones para alcanzar objetivos. Además, se reflejan las funciones propias de casas de empeño ejercidas por compañías comerciales, pulperías y comerciantes establecidos en los virreinatos, por lo que hombre y mujer negra esclavizados representaban para el dueño un objeto de valor.
Sin embargo, estamos convencidos de que el caso de Carmela Vera nos hace reconocer la agencia de las personas racializadas en las decisiones que tomaban, además, de que las mujeres esclavizadas no fueron sujetos pasivos al movimiento de sus tiempos, pues ellas conocían su contexto, lo que estaba pasando en su entorno, el valor de su fuerza laboral y eran conscientes que aunque eran esclavas tenían derechos, por lo que creaban un ejercicio premeditado para descubrir las acciones de mujeres afrodescendientes en un contexto colonial, donde se imponía el relato de la élite.
Por último, es crucial añadir que reafirmar las historias y acciones intencionadas por las ancestras esclavizadas, brindarán fuertes aportes a las mujeres afrocolombianas contemporáneas.
Finalmente se abordó el capítulo IV, Las cartas de María Josefa Olalla, 1796-1798. ¿Desde cuándo las escriben las mujeres de la diáspora africana?, escrito por María Ximena Abello Hurtado. Aquí se expone el discurso de María Josefa Olalla quien demanda ante el virrey de la Nueva Granada la libertad de ella y sus dos hijos, puesto que su amo Manuel Chinchilla le había prometido la libertad a cambio de su virginidad. El fallo le fue concedido a María Josefa, pero las autoridades encargadas de la ejecución, a saber, el gobernador y el procurador no hicieron efectiva la carta de libertad, por lo que nuevamente tuvo que recurrir a los tribunales. Es evidente que el caso de María Josefa refleja una retórica particular en la forma de escritura de esta mujer para lograr sus objetivos, así pues, la mención de su condición como esclava y la vida religiosa son ejemplo de ello; así mismo, es claro que esta mujer tenía conocimiento sobre la ley, y, por supuesto, que sabía que podía acceder a una mejor vida que la que le proveía la esclavitud. En ese sentido, es de suma importancia mencionar que, existe una forma de poder implícita en el discurso de María, pero no un poder entendido desde la óptica hegemónica, sino que debe ser visto como un “poder-ser”, es decir, el uso de todos los recursos ya sean endógenos o exógenos para definirse a sí misma, para ser lo que se quiere ser. Dichos escritos reflejan unas formas particulares de ser y estar, además de un pensamiento futuro sobre mejores condiciones de existencia.
Ahora bien, frente a la pregunta ¿Desde cuándo han escrito las mujeres africanas y de la diáspora?, la respuesta es, desde siempre, y si no se escribía, había otras formas de preservar ese conocimiento como lo es el caso de la oralidad; sino que la edificación de un imaginario eurocéntrico sobre África niega e invalida los grandes aportes de las gentes de dicho continente en la construcción de conocimiento a lo largo de la historia. Otra cosa que vale la pena resaltar es que, teniendo en cuenta que la educación formal era una cuestión de hombres blancos de élite, aprender a escribir estando esclavizada o esclavizado era un logro inmenso, pero a pesar de ello se resalta la forma en que las mujeres aprendieron debido al estar expuestas a ambientes domésticos, empero, esto no le quita peso a otras formas en que las personas africanas continuaron transmitiendo los saberes que traían de su continente a sus descendientes.
Finalmente se dejan unas reflexiones e interrogantes como conclusión de esta maravillosa obra:
- La escritura debe ser entendida como una herramienta clave para los procesos emancipatorios. ¿Desde dónde se escribe? En busca de la reivindicación de la historia de los silenciados, es importante conocer desde donde se enuncia la historia y se siguen reproduciendo los mismos sesgos racistas. Devolver la humanidad a quiénes se les fue arrebatada.
- Reconocer el peso de la historia y cómo el racismo no es una lucha individual sino colectiva. No estamos desconectados de las luchas o dolores de nuestros ancestros- Reconstruir estas historias nos conducen a la no repetición y a reinventarnos buscando sobrevivir a las brechas raciales, supremacistas, capitalistas y machistas.
- Teniendo en cuenta la coyuntura sociopolítica en la que se encuentra el país actualmente ¿Qué implica el hecho de tener a mujeres negras en el poder?, ¿Lo podemos entender como poder-ser? ¿Qué papel ha jugado la escritura alrededor de ello?
- Desde mi experiencia como persona que salió de su territorio y se encontró con una ciudad profundamente racista, considero que la lectura y la escritura son el medio por el podemos seguir interconectados con lo negro.
- El síndrome del impostor se encuentra muy presente en las comunidades negras. Debido a cómo ha sido contada la historia, reconocer la agencia que tuvieron ancestros esclavizados hace que los y nos pensemos cómo conscientes, activos y complejos, con facultades para incidir sobre su cuerpo, a pesar de la situación.