El legado de Sojourner Truth y Bell Hooks en la lucha con el racismo y el sexismo
La frase ¿acaso no soy una mujer? enunciada por Sojourner Truth sigue siendo una inspiración en nuestro presente histórico, así como lo fue para bell hooks1, a nosotras en nuestro círculo de lectura (Tejiendo la historia: Mujeres y Libros) nos llevó a cuestionarnos y a pensar a quién nos referimos cuando nombramos el término “mujer” ¿Quién es la mujer?
¿Cómo se supone que se comporta la mujer?
En su libro, hooks nos invita a reflexionar sobre las relaciones que se dan entre el racismo y el sexismo, esto retomando la experiencias de las personas que fueron esclavizadas, pero situando su atención especialmente en las experiencia de las mujeres. De este modo, su libro nació de las inquietudes y la incomodidad que ella sentía al estar en un movimiento feminista donde no lograba apreciar que se reconociera su experiencia como mujer negra, en sus palabras: “Mi experiencia como mujer negra joven no estaba reconocida. Mi voz y las voces de mujeres como yo no se escuchaban” (hooks, 2020, pág 14).
En los 5 capítulos la autora reconstruye la historia de las mujeres negras en Estados Unidos desde la época de la esclavitud hasta fines de la década de 1960. Empieza, hablando del sexismo y la experiencia de la esclavitud por parte de la mujeres negras, luego continúa hablando de la devalución sistemática de la mujer negra, después plantea la manera en que se ha dado el imperialismo del patriarcado (hablando del sexismo de los hombres negros), posteriormente describe como se da el racismo en el movimiento feminista, y, finalmente escribe sobre las implicaciones de las mujeres negras en el feminismo.
En primer lugar, resultó muy importante para nosotras como círculo de lectura el reconocimiento de la doble condición de opresión que han vivido las mujeres mujeres negras a lo largo de la historia; el texto nos invita a pensar en cómo la raza y el género se han concebido como dos cuestiones aparte y no como dos temas indisolubles que desde el momento de nuestro nacimiento determinan nuestras experiencias de vida en un sistema que reproduce, establece unos roles y funciones de acuerdo a nuestro tipo de cuerpo. En ese sentido, esta construcción fragmentada de la identidad ponía a las mujeres negras en una encrucijada entre apoyar la lucha antirracista o el movimiento feminista, pues algunos consideraban la raza como el peor mecanismo de opresión y la principal bandera del movimiento por la defensa de los derechos. Es así como Hooks argumenta que la opresión de las mujeres negras ha sido a menudo ignorada o minimizada tanto por los movimientos feministas como por los movimientos de derechos civiles.
Sumado a esto las mujeres negras sufrian las consecuencias del pacto patriarcal que se elaboraba entre los hombres como un acuerdo perse que hasta nuestro presente histórico sigue perpetuando y encubriendo las dinámicas desiguales entre hombres y mujeres; este es un punto de partida fundamental al momento de hablar de una transformación de la realidad pues en la actualidad seguimos viendo como en nuestros contextos este pacto reduce y oprime las libertades de las mujeres y personas disidentes del género. Frente a esto, en el círculo de lectura dialogamos sobre cómo renunciar a este pacto implica también renunciar a los privilegios que otorga y construir la identidad desde otros lugares.
Este espacio de diálogo nos permite seguir pensando y construyendo nuestra identidad comprendiendo que se compone desde múltiples aristas que nos pone en un lugar de privilegio o exclusión en la sociedad; si bien hemos hecho este ejercicio antes, consideramos que es un proceso permanente de reflexión que nos permite ser más conscientes de las realidades que atraviesan nuestro cuerpo para desde ahí construir estrategias de acción. Esto en particular fue una discusión relevante que nos permitió también pensar nuestra acción como colectiva feminista y a hacernos preguntas como: ¿a qué público nos estamos dirigiendo? ¿qué tipo de mujeres representamos en nuestro contenido? ¿qué discusiones estamos planteando en nuestra agenda? o ¿a qué transformaciones les estamos apostando desde nuestro quehacer?
Además, se evidencia la invisibilización de las mujeres desde lo político, social y académico, al haber tergiversado los hechos históricos en vía de reforzar las dinámicas de opresión sobre las mujeres negras. Por ejemplo, en los estudios hechos por hombres blancos, historiadores de ese momento, se llegó a plantear que el peor daño a la población de hombres esclavizados había sido despojarlos de su masculinidad al no poder asumir un rol de proveedor, esto en contraste a la realidad de las mujeres negras quienes llevaban la peor parte pues no existía discriminación en las labores que debían cumplir; por tanto se ocupaban de labores domésticas pero también del trabajo “fuerza” o producción, trabajando incluso mucho más que los hombres, estos incluso podían aspirar a cargos de mando como capataz, esta posibilidad era impensable para las mujeres, puesto que eran consideradas inferiores e incapaces de ocupar estos cargos a pesar de que tuvieran todas las capacidades para hacerlo.
Resulta importante entonces que como mujeres propendamos por organizarnos y movilizarnos, que ocupemos espacios, que escribamos, que hablemos, que no tengamos miedo, ya que por siglos se nos han negado espacios, lugares y cargos, especialmente a la mujer negra, como hemos visto se le ha relegado por completo de los libros, los medios y de figurar en la historia como hacedora, creadora y aportante a la luchas.
En medio de las disputas antirracistas y feministas, las mujeres negras debieron concentrar su fuerza no solo en sus reivindicaciones de género, sino también en otros temas como la pobreza, el cuidado o la prostitución. Es así como mientras los privilegios de las mujeres blancas les permitía ocuparse de la beneficencia y la discusión intelectual, las mujeres negras debían ocuparse primero por reivindicar su valor como mujeres y construir condiciones de vida dignas para poder ampliar su acción a otros ámbitos sociales.
Esto es algo que podemos reconocer actualmente en el movimiento feminista pues vemos como las mujeres pertenecientes al feminismo negro aún tienen que seguir trabajando arduamente por la no discriminación y la conservación de la cultura en un mundo que intenta homogenizar a la sociedad; esto representa en parte un agotamiento al tener que ocuparse de múltiples factores de opresión de forma simultanea.
Resulta entonces necesario ampliar la perspectiva de lo que es el feminismo, tal como lo propone bell, debido a que, en muchos casos las definiciones que planteaban en ese tiempo eran limitadas, en tanto, como diría Chimamanda Ngozi Adichie se ceñían al peligro de contar una historia única, dejando por fuera otras experiencias. De ahí que, para bell el feminismo consiste en un compromiso de erradicar la pedagogía de la opresión masculina y la ideología de la opresión que coacciona a las mujeres desde tres principales aristas: género, raza y clase. Además, debe ser una lucha también anti imperialista, puesto que este último se relaciona de manera directa con las otras formas de opresión y establecen los modos de producción y reproducción de la vida. Añadido a lo anterior podríamos incluir otras aristas que forman parte de los mecanismos de opresión como el capacitismo, el eurocentrismo y la heteronormatividad.
Este diálogo también nos llevó a pensar en cómo el capitalismo logra meterse de todas las formas en la lucha de las mujeres y su libertad con mecanismos que reproducen estereotipos de género y formas de ser mujer. Se constituye en una forma de poder que sigue reproduciendo el sistema y oprimiendo a la mujer desde los avances en la ciencia hasta los medios de comunicación. En ese sentido, es interesante ver como esto que sucede en el medio “público” incide de forma directa en la vida personal de las mujeres. Este texto es una oportunidad para plantear los retos que como movimiento feminista tenemos a largo plazo y nos invita a pensar cómo podemos construir apuestas políticas y sociales que incluyan a las mujeres en su amplia diversidad.
Finalmente, este espacio de reconstrucción de la memoria nos hace sentir agradecidas con nuestras ancestras por permitirnos gozar de nuestros derechos actuales, aunque sabemos que falta mucho por conquistar, si reconocemos que gracias a su lucha podemos tener un camino recorrido y pensar en un futuro mejor para todas. Este reconocimiento, es también una acción política que visibiliza a todas las mujeres que han sido silenciadas y borradas a lo largo de la historia en todos los ámbitos. El texto más que una oportunidad para retomar la historia del movimiento del feminismo negro es una invitación a movilizarnos de nuestros lugares de privilegio o comodidad para ampliar nuestro foco de comprensión del mundo y de la otras/os. De igual forma, nos permite reconocernos desde múltiples aristas más allá de ser mujer, lo cual consideramos significativo para nuestra construcción identitaria.
“No se puede ser feminista si no se es antirracista, no se puede ser feminista si no sé es antisistémica”.
1 El nombre de su bisabuela materna, decidió escribirlo en minúsculas para diferenciarse de ella, pero también para controlar las tentaciones del ego: “lo más importante es lo que digo en mis libros, no quién soy”. Recuperado de: Muere bell hooks, referente literario feminista y antirracista, a los 69 años