La fuente de la autoestima, última obra literaria de la ganadora del Premio Nobel 1993 Toni Morrison, en la que nos narran de manera muy explícita y contextualizada las vivencias de las personas afro/estadounidenses, que de una u otra manera permiten que personas negras de otras latitudes se sientan identificados con las experiencias que relata la obra. El libro está estructurado en tres partes: “El hogar del extranjero”, “Lo(s) negro(s) importa(n)” y “El lenguaje de Dios”. Cuarenta y tres reflexiones en total. Empieza con un emotivo homenaje a las víctimas del 11-S para luego desplegarse y entrar en cuestiones de arte, lengua e historia. Una de las piezas es un precioso elogio a James Baldwin en forma de poderoso discurso dirigido a Amnistía Internacional.
Es importante mencionar que la obra aborda un abanico de temáticas sensibles: la inmigración, el empoderamiento de la mujer, la prensa, el dinero y los derechos humanos, la función de los artistas en la sociedad, la creación literaria y, al igual que en su emocionante discurso de recepción del Premio Nobel, el poder del lenguaje.
La autora relata una serie de problemas que padecen las personas negras en América y de qué manera han respondido a dichas situaciones, generando una reflexión importante sobre los mecanismos de agencia social de las comunidades negras. Resulta interesante ver cómo se va modificando su pensamiento frente algunos temas, porque esta recopilación de textos es un recorrido por varias décadas: “Habitantes morales”, fue escrito para la década del 70, producto de una conferencia organizada por la Universidad de Pensilvania, y el libro culmina con “Adiós a todo eso. Raza, sustitución y despedida”, pronunciado en abril de 2011 en el Instituto Radcliffe de Estudios Avanzados de Cambridge.
Es a través de la resistencia que las personas negras en América hemos sobrevivido por siglos, la resistencia se expresa en todos los campos de la vida: el arte, la literatura, la raza y la resistencia en la memoria. A través de la resistencia se construye y reconstruye la identidad.
Toni Morrison, menciona de manera detallada cómo opera el racismo, machismo, xenofobia y el clasismo en la sociedad y la manera en la que ha tomado distintas formas, y ha modificado sus prácticas para sobrevivir a los cambios del mundo; hay algo claro y es que siempre están presentes en nuestro entorno. Para profundizar mejor, el racismo es una consecuencia directa de la esclavización que vivieron las personas negras provenientes del continente africano, y aunque el sistema esclavista terminó, el racismo sigue vigente; tomando distintos formatos y reproduciéndose desde distintas narrativas y estructuras ideológicas.
Es importante mencionar cómo en la obra es posible entender que con el paso del tiempo lo negro era asemejado a lo antiestético, lo criminal, lo analfabeta. Las cargas negativas desde el lenguaje se han encargado de construir estereotipos raciales que siguen afectando el desarrollo humano de las personas racializadas.
Las personas negras, las mujeres, los pobres, los extranjeros, las personas diversas -y todos los que se ubiquen en la base de la pirámide social- han resistido a los sistemas de opresión a través de estrategias y dispositivos sociales. Es allí cuando nace la necesidad de desafiar estereotipos y prejuicios dando lugar a la importancia del amor propio, utilizando el lenguaje como mecanismo fundamental y principal para alcanzar este último. Para la autora el lenguaje.
La literatura y las artes han sido pilares fundamentales para el desarrollo y preservación de la gente negra; con estas hemos podido educarnos y saber por supuesto qué lugar debemos ocupar en la sociedad. Además, las personas negras se han tomado de ellas para construir narrativas propias, importantes para la construcción de un tejido social y la consolidación de una hoja de ruta para los desafíos y retos que tienen como personas racializadas en un mundo capitalista y neoliberal.
El arte lleva lo invisible a lo visible y permite sentir el mundo de una manera diferente a la que ya estamos acostumbrados, a lo que el mundo nos ha hecho creer que merecemos por ser personas negras o ser susceptibles a cualquier sistema de opresión, el arte es todo aquello que nos permite ser y sentirnos, que nos permite salirnos de los estereotipos y estándares establecidos en la sociedad, estándares que son incluso imposiciones, ya que no tenemos participación ni voz ni voto. O bueno más bien, no teníamos, porque a través de la resistencia hemos logrado esa voz y ese voto que se nos ha negado.
La literatura es ese medio por el cual podemos llevar nuestras historias y vivencias a nuestros semejantes, para que no se sientan solos, para que vean que somos muchos más. La literatura es ese respiro que necesitamos para desahogarnos, es ese acto de rebeldía que tomamos contra todo pronóstico, pues la gente que está sometida bajo los sistemas de opresión no tiene por qué hacer este tipo de cosas.
Para cerrar, citamos textualmente este fragmento de El cultural “Toni Morrison no pertenece al Estados Unidos negro. Tampoco al Estados Unidos blanco. No es “una de nosotros”; es todos nosotros. No es un país; es todos los países. Su vida era un manual de instrucciones sobre cómo ser lo bastante humilde, pequeña, diminuta, gentil, grande y cordial” (El español, 17 de febrero de 2020, párr. 11).